Si una madre tiene ciertas infecciones (como una toxoplasmosis) durante el embarazo, su bebé puede nacer con una anomalía congénita. Otras afecciones que pueden causar anomalías congénitas son la rubeola y la varicela. Afortunadamente, mucha gente se vacuna contra estas enfermedades y por lo tanto, estas infecciones son muy poco frecuentes.
Las radiaciones, la exposición a sustancias tóxicas y/o fármacos, pueden también provocar anomalías congénitas. Existen malformaciones congénitas en algunos casos de causa desconocida.
Cada una de las células del cuerpo tiene cromosomas que contienen genes que determinan las características únicas de cada persona. Durante la concepción el feto hereda uno de cada par de cromosomas de cada uno de sus progenitores. Una alteración durante este proceso puede provocar a más de una enfermedad genética, un evento malformativo con repercusión variable.
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